domingo, 1 de mayo de 2011

Real Madrid pierde contra el Zaragoza

El Zaragoza se parapetó atrás con un planteamiento defensivo encomiable, sin dejar los espacios que dejó el Valencia una semana atrás y saliendo al contraataque con peligro con tres jugadores de gran valía, Uche, excelente delantero, Lafita, todo clase, y Jorge López, ejemplo típico de superioridad del talento sobre la mentalidad (léase, Guti).

Así, el Madrid, a pesar de salir con un centro del campo creativo, al menos en los interiores, con Granero y Canales, se colapsó en su juego ofensivo, en parte por el empeño de Higuaín y Benzemá de ocupar los mismos espacios en el mismo momento, y en parte a la resaca, no física sino emocional, de la borrachera de los encuentros ante el Barcelona. Kaká, sin espacios, nos recordó todas sus limitaciones.

Los minutos fueron pasando, el Madrid no llegaba arriba, y el Zaragoza tenía el cuchillo entre los dientes, hasta que un balón al espacio para Uche se convirtió en una pifia escandalosa de Casillas y en el gol de Lafita. Corría el minuto 40 y todos los madridistas pensamos que había tiempo.

En la segunda mitad entraron Marcelo y Di María, por Nacho (correcto) y Canales (mejor que en Valencia), y el equipo mejoró en verticalidad, sobre todo gracias al argentino. Pero justo cuando se adivinaba el empate, Carvalho, otro de los que no se suele equivocar, como Casillas, cometió un penalti absurdo, fruto de la lentitud de discernimiento que la resaca provoca, que transformó Gabi.

Ahí entró Özil por Granero (bien, pero sin reivindicarse como titular), y el alemán intentó aportar más juego ofensivo, sin claridad. Es curiosa la metamorfosis del alemán que ha ido perdiendo poesía en su juego a medida que el equipo se ha ido industrializando. Ayer era un día para la poesía, no para una nueva revolución industrial, pero Özil, como los buenos poetas, tarda más que otros en realizar la adaptación.

Marcó Ramos a la salida de una falta, pero cuando tocaba zafarrancho, el Madrid defendió mal una contra bien llevada por el Zaragoza, y Lafita consiguió el tercer gol maño. Minuto 78 y todo parecía imposible, sobre todo porque faltaba el espíritu de Raúl, bebiendo cerveza en Alemania, y sobraba resaca de los excesos anteriores. El gol posterior de Benzemá sirvió para poco, porque ni los jugadores se creyeron la remontada, ni los aficionados llegaron a soñarla.

En definitiva, una derrota en plena resaca que duele más por la derrota posterior del Barça, podían haber sido 5 puntos, suficientes para que los blaugranas ganaran la Liga, pero insuficientes para dormirse en los laureles. Sin embargo, todo queda igual, 8 puntos insalvables que siguen dejando la Liga en bandeja al Barcelona.

Ahora llega el duelo del martes, y estoy confuso porque no adivino la estrategia que utilizará Mourinho. Si yo fuera su asistente le aconsejaría que hiciera lo mismo que con el Inter en Stamford Bridge, el mejor partido del Inter de Mourinho, pero como no lo soy me conformaré con temerme una nueva táctica defensiva hasta el minuto 60, y zafarrancho final. De esa forma, el portugués salvará su honra personal sin la goleada aunque dejará, de nuevo, el espíritu madridista a los pies de los caballos. Espero equivocarme.

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