- El Sevilla buscó el triunfo sin suerte ante un Málaga reservado y con mucho orden. Fue un choque intenso y sufrido con poca claridad
El Sevilla no ha podido superar a un Málaga muy correcto atrás que buscó con determinación el empate y logró sujetar la intención local. Los de Gregorio Manzano merecieron más, tuvieron sus ocasiones, alguna clarísima como la de Alexis al comienzo del segundo periodo, pero los malagueños, con un Demichelis imponente, apenas dejaron espacios y supieron cortocicuitar los momentos de arrebato del equipo hispalense.
Llegaba el Málaga como colista, pero las apariencias engañan y más con un equipo reforzado bien y a conciencia en este pasado mercado invernal. Ganar al Málaga no era tarea fácil y eso se percibió desde el primer momento. Manzano apostó por dos extremos y también por tres centrocampistas, repitiendo con los marfileños y Rakitic, aunque en esta ocasión el croata jugaba más adelantado, dejando en punta a Luis Fabiano. El Málaga, con muchos jugadores por el centro, anuló los costados y también la medular de los nervionenses. El choque se llevó al terreno de la briega y la disputa, se tornó espeso y apenas en jugadas concretas se rompía el letargo, sobre todo en la última jugada del primer acto, cuando Luis Fabiano se había quitado de encima a todos sus rivales y con todo a favor para fusilar a Arnáu -que había salido por un lesionado Asenjo- vio como Demichelis le robaba la cartera. Fue la primera de las muchas acciones en las que el central argentino se mostró providencial.
En el descanso Manzano varió el dibujo en busca de respuestas. Sacó a Kanouté por Romaric y con el malí, como casi siempre, funcionó mejor. Pero la gran ocasión del choque no la tuvo el doce sino Alexis, que asistido, tras una melé en el área, por un plástico gesto de testa de Fazio, se quedó solo con todo a favor y no definió bien. No se le puede pedir más, en cualquier caso, a un defensa que, dicho sea de paso, completó un muy buen encuentro, muy seguro en todos los lances que tuvo, que fueron muchos porque el Málaga, aunque agazapado, no renunciaba nunca a las contras.
De hecho, pasado el primer cuarto de hora de juego, donde se vieron los minutos más vibrantes del Sevilla, con Perotti muy participativo y Luis Fabiano y Kanouté tentando suerte, el Málaga se fue arriba. El choque estaba abierto y podía pasar cualquier cosa, todo bajo la premisa de los pequeños detalles a la hora de decidir la suerte de un encuentro en el que la igualdad era manifiesta. Las ocasiones eran escasas y en el caso local no había efectividad, por ejemplo cuando Kanouté en el minuto 22 mandaba arriba un buen testarazo que llevaba mucho peligro. La tarde se cerraba de forma inapelable ante un Sevilla que con el paso de los minutos se desdibujaba, todo corazón ante un Málaga que entendió en el último cuarto de hora que el punto no era malo.
Y así, con un Sevilla atacando sin clarividencia y un Málaga suspirando por el avance de las agujas del reloj, el choque entró en su ocaso y pudo haber tenido un final trágico en su última juagda, cuando con el tiempo cumplido una falta peligrosa fue remontada por Wellington y Palop sacó un manoplaza que salvó un punto. Cada equipo, ciertamente, tuvo sus momentos y ninguno los aprovechó. El Sevilla buscó el triunfo con convicción pero le faltó luz en el camino. El punto, en cualquier caso, sirve para sumar.
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